En algunas ocasiones es necesario introducir la progesterona de forma externa para ayudar al desarrollo del embarazo o tratar otro tipo de problemas.
Existen varios casos para los que está indicado.
Fecundación in vitro: En la fecundación in vitro, los medicamentos que se administran durante el tratamiento pueden reducir la capacidad del cuerpo de producir progesterona. La administración de progesterona artificial se suele dar sólo durante las 10 primeras semanas del embarazo, ya que a partir de entonces la placenta puede producirla sin problemas.
Riesgo de aborto: Una de las razones por las que se puede producir un aborto en un embarazo natural es un bajo nivel de hormonas. Por lo tanto, la forma de evitar que se produzca una interrupción involuntaria del embarazo es mediante la inyección de progesterona para normalizar los niveles hormonales y permitir que la gestación continúe.
Cambios en la menstruación: Si hay carencia o exceso de sangre durante la menstruación es posible que el médico proponga aumentar la dosis de progesterona para normalizar el sangrado. Esto favorece las posibilidades de embarazo o ayuda a combatir el síndrome premenstrual que provoca síntomas tanto físicos como psicológicos.
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